lunes, 16 de abril de 2007

Y así fue como dicen que sucedió...

El sábado pasado tuvo lugar en el departamento del compa Saúl el segundo torneo de Magic de la banda anfitriona de este blog que, como bien dijo don Marquinhos, cada vez parece más un blog. Lamentablemente, el campeón actual, es decir, don Chos, misteriosa e inexplicablemente no se hizo presente para defender su bien ganado título. ¿Por qué habrá sido? ¿Su mujer no le dio permiso? ¿El Chostito se comió el Magic? ¿Llegó, tocó y como nadie le abrió, se devolvió a su casa? De verdad es un enigma perdido en la nebulosa de la cotidianidad. Esperemos que no dentro de poco tiempo el antes enmascarado de látex haga sentir su atronadora voz para resolvernos esta tortuosa duda.
Entonces, con el título oscilando en el limbo, las cosas se desarrollaron de la siguiente manera:
Los participantes fuimos los siguientes:
El siempre suertudo Arturo, que luego de varios juegos de calentamiento, decidió entrar al torneo con un deck blanco-rojo cuyas gracias consistían más o menos en ir acumulando defensas y triquiñuelas para contener al enemigo hasta que tenía el mana o tiempo suficiente para sacar un par de criaturas que bien podrían ser calificadas de mentada de madre.
El buen Gus, determinado a convertirse en el campeón de esta emisión, jugó con un deck que bien podría considerarse un tributo al master Almeja. Consistía en controlar al enemigo vía un artefacto que impedía destapear más de un mana por turno, en combinación con un encantamiento "Propaganda" que te obligaba a pagar dos manas por cada criatura que quisiera atacar. Y, para acabarla de joder, tenía estas criaturitas llamadas Man-o-war que al llegar al juego obligan al contrincante a regresar una criatura a su mano. Suena bien, ¿no? Ya veremos más adelante cómo se la pasó.
El buen Rulo, que al parecer ya entendió que los decks de más de 100 tarjetas pueden complicarse, presentó para batallar un deck de cositas que crecen, es decir, criaturitas blancas y verdes que, de inocente aparencia, emergían como bichos en una infección. Sí, claro, uno ve cuatro 1/1 frente a uno y dice: ahorita me los chingo, pero no contaban con mis Giant Growth, ¿verdad?
El master of lust, o seáse, Chimal, presentó un deck rojo-verde en la más pura tradición magiquera: daño dirigido, criaturitas de apoyo y luego la banda verde pesada que aplasta, arrolla y destruye. Bastante funcional el deck.
El anfitrión, señor Saúl, interactuó con un deck blanco-verde, de condiciones muy parecidas a las del de Raúl: criaturitas apareciendo cada turno, apoyadas por diversos encantamientos que controlaban o, incluso, disminuían por completo al contrario ( a ver qué opinan de "day of light": black creatures can not attack or block, contra un deck negro puro... Culero, ¿verdad?)
Y, finalmente, el que ahora narra, participó con un deck negro puro, guardando el concepto de ogro-demonio (recuerden que son las únicas cartas chingonas que me quedaron luego de mi trágica pérdida), apoyado por tarjetas de descarte.
Las eliminatorias, ya conocen el sistema usado, se desarrollaron un tanto distinto a como suele pasar. Raúl y Chimal dieron muestras de que no les había gustado su desempeño durante el torneo pasado y en sus primeras rondas se dedicaron a destrozar al rival, más o menos contundentemente. Arturo se mantuvo en su: para qué me preocupo si se trata de mí y no tuvo mayor problema en colocarse pronto a clasificar. Las sorpresas se aparecieron cuando el deck de Gus, que en los juegos de calentamiento se había mostrado difícil de vencer, claudicó primero ante Raúl y luego con Arturo y Chimal. Mi deck parecía traicionarme: de mis primeros cuatro encuentros, perdí tres, 2-1 todos, y conseguí, por pura suerte, imponerme a Saúl de la misma manera. Las cosas se tornaron interesantes cuando descubrimos que Gus y yo teníamos más o menos el mismo número de puntos y que la clasificación a las semifinales dependería de nuestro encuentro.
Ambos sumidos en una vorágine de nervios, comenzamos el encuentro.
El primer juego se mostró generoso conmigo. Mi mano salió bien dotada de criaturas y, en cambio, el combo principal del deck del Gus brilló por su ausencia. Ante la incrédula mirada de los demás, ese primer juego se definió en favor de la brutalidad de mis demonios.
El segundo pasó como todos pensaban que debería ser siempre: el combo del Gus salió rápido, me fue imposible invocar criaturas y acabé por claudicar.
Venía el tercero y decisivo. Todo se jugaba a 20 puntos de vida.
Por fortuna, de nuevo me salieron un par de criaturas y muchas tierras en mi mano. Bajaron los ogros y los demonios, y durante un rato causaron estragos. Gus se defendía de ellos con los Man-o-war, y luego comenzaron a salirle los Propaganda. Pero yo tenía el mana suficiente para pagar el precio por atacar.
Donde parecía que todo se me complicaba, fue cuando apareció su artefacto que impedía destapear las tierras. Eso volvió lento el juego, sobre todo porque no tenía caso atacar ya que Gus tenía bien puestas las defensas. Pero a mí me seguía saliendo mana.
Y entonces hizo su grandiosa aparición el Nightmare, que cuando llegó al juego, era una mamada como de 8/8 o 9/9. Gus logró contenerla un par de veces, pero finalmente logró quedarse en juego y sólo era cuestión de que yo contara con seis manas para poder pagar el Propaganda y atacarlo. Y, por difícil que sea de creer, eso fue lo que sucedió. Gus fue aniquilado por sus pesadillas, jajajajaja.
Así, las semifinales se definían de la siguiente manera:
Chimal (primer sitio de la clasificación) contra mí (cuarto clasificado)
Arturo (segundo lugar) contra Rulo (tercero en puntaje)
Por obvias razones, sólo haré la crónica de mi encuentro con Chimal.
El primer juego lo ganó él, sin mayor problema. Sus criaturas me deshicieron ante la imposibilidad de defenderme.
El segundo, que se desarrollaba de una manera más o menos similar, dio el giro cuando, estando yo a 6 puntos de morir, y Chimal contaba con una criatura imbloqueble para mí, que pegaba seis, robé el Swallogin plague, que es como un Drain Life. Así, me deshice de esa criatura incómoda y adquirí un poco de poder. El juego siguió y apareció otra de las criaturotas de Chimal. 5/4. Por fortuna, pude bajar un demonio de iguales condiciones y eso contuvo un rato a mi enemigo. Turnos después, esa criatura fue equipada con Rencor, que le aumenta el poder y da trample. Pero Chimal se amedrentó ante mi demonio y decidió no atacar. Ahí fue decisivo, porque yo jalé a continuación Mark of the Oni, que es un control creature negro y así me pude apoderar de su criaturota. Aparecieron más criaturas mías y por fin logré destruirlo. Entonces, como solía decir el Almeja, ya la tenía 3/4 adentro, pero de pronto que me espabilo, me la sacudo, le doy la vuelta y le ensarto la mía hasta dentro.
El tercer juego se desarrolló totalmente a mi favor. La miríada de ogros y demonios fue apoyada por la aparición de mi asesina, con la que dominé las criaturas enemigas y a Chimal no le salió nada con que defenderse de mis demonios. De esa manera, sorpresivamente, llegué a la final, que pelearía con Arturo, quien sin problema había vencido a Rulo en sus respectivos combates.

Por desgracia, la final careció de emociones debido a la ya conocida suerte de Arturo. En el primer juego, mi mano era más que perfecta: pude bajar a Yukora, The Prisoner, demonio 5/5, además de tener varios ogros en mi mano junto con tierras para bajarlos. Pensé: lo único que podría arruinar esto es que Arturo tenga el Sword to Plawshares... o como se llame. Y sí, lo tenía, pero además, hizo la gracia de imprimirlo en su artefacto conservador, así que se hizo de un removedor de criaturas siempre presente. Y como yo carecía de medios para destruir ese artefacto, todo se jodió.
Ese primer juego se extendió innecesariamente. Aunque llegué a tener casi 40 de vida, sabía muy bien que no podría ganar. Y así fue.
El segundo juego me regaló una mano muy similar a la primera. Pero, para joderla, también a Arturo. Nuevamente aplicó el combo de la impresión y entonces el juego se desarrolló de igual manera que el primero, lo que llevó a Arturo a coronarse como el nuevo campeón de Magic entre la banda ingenieril. Enhorabuena para él.
Y como solían decir: Que muera el rey... Que viva el rey...
Esperemos que para el próximo torneo sí se aparezca el campeón a defender su título.
Y a ver si ahora sí alguien deja un comentario, ¿no¡

4 comentarios:

El Malvado Topo dijo...

cual daño dirigido cabrón?
Traía tres tarjetas de daño en todo el deck, no inventes.

Debo decir que lo más poderoso de mi deck era el black vise. No siquiera traía muhca creaturotas, el nivel promedio de creaturas era 3/3. Cuando pegaban rápido, pegaban, pero a veces no jalaba como debía...

Prince Of Transylvania dijo...

Tratar de usar un deck de control parecía lo adecuado en su momento, más cuando el combo Winter Orb/Propaganda hacía su chamba. Pero a veces las elecciones poco afortunadas, la falta de mana y la mano santa de más de uno, llevan al traste cualquier buen deseo. Aún así, un buen torneo, las chelas, las tortas, los tacos, y la mejor la compañia...

Huico de Huicotlán dijo...

Azgarton, solo te queda decir lo que aplicaría en este caso, Al fin que ni quería.

Más suerte para la próxima y hay que pensar en opciones para neutralizar o desacerse de artefactos cuando tienes deck negro, deja lo pienso.
A arturo, muchas felicidades y que la suerte lo siga acompañando, menos cuando juegue conmigo. Jaja

Marquitos dijo...

Gracias por tan excelente reseña, Azgarton. Y qué mal que hayas perdido la final. Pero bueno, también felicito a Arturo. Ojalá pudiera pasarnos un poco de su suerte!