miércoles, 28 de marzo de 2007

Ando imparable

Bueno, este post contiene dos puntos esenciales:
El primero, la crónica del encuentro del domingo.
A la reunión asistieron los siguientes jugadores, quienes utilizaron los decks correspondientes:

Arturo, con un deck negro-verde cuya principal gracia era mandar al graveyard criaturotas con habilidades infames, tales como un 6/6 volador que, al dañar al oponente, podía sacar una criatura de un graveyard del oponente y ponerla en juego directamente, y luego revivirlas con criaturas como el Necromancer u otros hechizos.

Chimal, con un deck verde-rojo que en realidad nunca vi cuál era la intención. Huelga decir que no fue un día afortunado para el más alto de la banda.

Chos, manejando un deck verde-artefacto cuyos principales combos era atascarse de tierras y artefactos, para luego bajar criaturotas o criaturitas que se volvían temibles al ser equipadas.

Gus, con un deck negro de descarte combinado con criaturas guerreras, ergo el Sengir Vampire.

Indy, con un deck prestado verde-blanco, si no me falla la memoria, que tampoco funcionó a las mil maravillas.

Humberto, con un deck negro-rojo, lo único bueno que le quedaron de todas sus tarjetas de Magic luego que perdiera tres decks durante su estancia en la FLM. Combo: sacar criaturas (ogros) con velocidad y luego masacrar con las criaturotas (demonios)

Y, finalmente, Rulo, con un Zolkideck, es decir, negro-rojo-azul, que, como bien dijo, era un deck gigante.

Durante las dos primeras horas nos dedicamos a jugar partidos amistosos con el afán de probar la funcionalidad de nuestros decks. Luego, entramos al torneo propiamente dicho.
Bajo el sistema ya conocido de todos contra todos, a tres encuentros, tres puntos por victoria, se llevó a cabo la primera ronda. Acaso cabría destacar la blanqueada que Arturo me dio, siempre ayudado por su ya clásica suerte a la hora de que, o a él le salga la carta que necesita, o al oponente nunca le salga la carta necesaria. En este caso, puedo decir que dos de sus victorias se debieron a un atraso de un turno de la carta que habría representado su muerte. ¡Maldito!
El Chos desde esa primera ronda demostró que ahora sí le echó coco al armado de su deck o simplemente recibió una iluminación, puesto que ganó todos sus encuentros, a excepción del que tuvo con el Indy que sorpresivamente resultó ganador.
Después de esa primera ronda de encuentros, el resultado fue el siguiente:
Chos en primer lugar con un total de 37 puntos
Arturo en segundo con 33 o 35
Yo, o sea, Humberto, con 30
Gus, con 27.
Los lugares 5, 6 y 7 correspondieron, si no me falla la memoria, a Chimal, Raúl y el Indy respectivamente.
Las semifinales se definieron con los encuentros entre Arturo y Gus, y Chos y un servidor.
Ambas eliminatorias se definieron en tres encuentros, aunque se había establecido jugarlas a dos de tres victorias. Al parecer la más reñida fue la que sucedió entre Arturo y Gus, perdiendo este último ante un movimiento sorpresivo y por completo inesperado de Arturo, quien logró poner en juego su monstruo asesino, terminando así con las aspiraciones del señor Gavaldón.
En mi caso, el Chos barrió con mi deck el primer encuentro, para recibir el favor de regreso en el segundo. Pero para el tercero, el fantasma del mana que brilla por su ausencia se cernió sobre mi deck, así que nomás vi que, más que dura, era tupida la madriza.
Así, la final se debatió entre el Chos y Arturo, siendo ganador indiscutible del torneo el primero. ¿Quién dice que un afortunado en el amor no puede serlo también en el juego?
En horabuena para el ganador, y los demás, pues hay que aplicarnos para el próximo.

Y aquí va otra tarjeta, a ver si ésta sí les parece ad hoc para la expansión ingeniebril

Las Islas
Land
Uncommon
Las Islas comes into play tapped. Sacrifice three target basic lands o destroy Las Islas.
Tap: Add up to 4 mana of any colour or combination of colours to your mana pool.
If any Guard, Vigilant or Centinel comes into play, destroy Las Islas. You can sacrifice a criature to avoid this effect.
Always a sacrifice is usefull to avoid the law´s punishment
Ancient proverb

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