domingo, 23 de noviembre de 2008

Oh, los recuerdos

El pasado día 18 de octubre, mientras realizaba labores de limpieza en casa, recibí una llamada de mi amigo Zero, diciéndome que se encontraba en la fila para entrar a la TNT 16 y que me invitaba a acompañarlo. Yo, con cierta tristeza le expliqué las labores que estaba realizando y que pensaba que no llegaría a tiempo para cuando terminara. Riéndose, el buen Zero me informó que la fila para ingresar era "kilométrica" y que seguramente me daría tiempo de alcanzarlo. No le creí. Pero se me hizo descortés rechazar su enésima propuesta de ir a algún lugar. Así que haciendo un esfuerzo me apresuré a terminar y me marché.

Entre su llamada y la hora en que llegué al centro de convenciones Tlatelolco transcurrieron casi 2 horas y media. Al llegar, comprobé que efectivamente la fila era "kilométrica", así que llamé a mi amigo para avisarle que desafortunadamente ya no podría acompañarlo, pues en lo que entraba, prácticamente ya no alcanzaría nada(eran casi las 5). Zero volvió a reirse: "Sigo en la fila, todavía me falta para entrar". Saliendo de mi asombro lo busqué y me incorporé a la fila. Aún así, todavía tardamos casi una hora más en entrar. Una vez adentro, comprobé lo que ya sospechaba desde que estábamos en la fila: Actualmente la TNT es casi en su totalidad una reunión de Cosplay. Poco o nada queda de la TNT original, la cual era un festival de comics y manga. Claro que el manga sigue implícitamente presente gracias al cosplay, pero la presencia de los comics yo creo que no abarca ya ni 10% de la convención (y eso en un cálculo optimista).

Aún así fue divertido (a pesar de que sólo estuvimos alrededor de dos horas), aunque debo reconocer que estoy muy desconectado del anime, dada la cantidad de personajes que no reconocí (aprox. un 70%). Ahí les dejo una gráficas de algunos de esos personajes que no reconocí, a ver si ustedes tienen más suerte. Saludos y a ver cuando vamos a una de estas cosas para recordar viejos tiempos (ya lo habían propuesto por ahí ,pero no se ha hecho todavía, creo).

3 comentarios:

Praetor Kameha dijo...

Pues a la última que yo fui, y eso tiene un ratotote ya, se había convertido en un mercado de piratería, mercancía china emulando anime y "x cosa" parecida a la original, más los albores del cosplay. O sea, como 5 o 6 antes de la de ahora.

Conforme el tiempo pasó, era natural que se intentara copiar "la Convención Anime de Tokyo" o el "animexpo" de USA etc. Más aún, promovían el cosplay. Si la memoria no me falla, recuerdo que la siguente a la que fui decía que si llegabas disfrazado, tu entrada era gratis. Obvio que no pasó mucho tiempo antes de que fuera invadido por "wannabes" de tal o cual serie. Y entre más "obscura" o rebuscada era mucho mejor. Sólo un verdadero Otaku podría reconocer al "sidekick de enemigo número 10 de la serie perengana del episodio 33 en la saga mengana".

Pues bueno, el anime y el manga (no lo digo por que sea bueno o malo sino por que hay para todos los gustos) se acopla más el pensamiento mexicano en cuanto a temática que el comic. Entonces como todo nicho de mercado potencial, lo va a desplazar al punto del equilibrio.

El Malvado Topo dijo...

Pues creo que ya no venden tanta piratería...
Ya no dejan entrar gratis a los disfrazados, ni de chiste...
Se atascan demasiado, para nosotros que sólo vamos a ver, pues ya no somos casi fans de nada, pueden ser aburridas.
La comida es escasa. Las bebidas aun más.
El porcentaje de productos creo que refleja el verdadero mercado actual...
El cosplay es de lo más rescatable. Antes podías ir porque solo ahí encontrabas tal o cual producto. Ahora ya encuentras surtido de muchas cosas en muchas tiendas que ya existen en la ciudad. Lo que encuentras ahí y no hay en otros lados, es algo descontinuado pero que a nadie le interesó... ni le interesará.

Praetor Kameha dijo...

Por eso dije la última vez que fui, por que cuando ya no podía conseguir numeros atrasados de mis comics favoritos, la TNT entre otras convenciosnes se acabaron para mi.

Recuerdo cuando la fila solo duraba una hora o a lo más dos. Que habíamos pocos y que casi todos nos conocíamos por lo menos de vista.

Qué tiempos aquellos, abuelito!