lunes, 16 de junio de 2008

Los geeks y yo...

Pues bien, el sábado por fin me animé a darme una vuelta por el taller de Magic que encontré anunciado en la página de actividades culturales de esta ciudad. El Museo de la Ciudad más bien parece mausoleo debido al abandono y desolación que decoran ese antiguo edificio. Si no fuera por los dos momias (hasta eso, agradables y bonachones) que atienden la entrada y dan informes, cualquiera pensaría que es uno de esos edificios abandonados como tanto abundan en el centro del DF.
Llegué sospechando que quizá nadie habría atendido al llamado del Magic y dicho taller ya no existiría. Después de pensarlo un rato, y no encontrar ningún tipo de cartel o anuncio que especificara el horario o el lugar donde la actividad se desarrollaba, me animé a preguntarle a los de la entrada si aún existía ese taller.
"Sí, sí... pero no han llegado... es lo del Magic, dice, ¿no? Sí, pero llegan... ah, no, pos ya son más de las 4, ¿verdá? Mire, si siempre llegan como a las 4... no, no está el tallerista, pero sí vienen... a lo mejor tuvieron torneo y por eso no han llegado... pero, si quiere, espérelos."
Esperar... con lo que me gusta. Pero como sí tenía curiosidad en exceso, opté por irme a hacer medio pendejo en los alrededores mientras seguía imaginando con qué clase de frikis me encontraría.
Pasamos alrededor de media hora entrando en locales comerciales, curioseando en aparadores y fumando en las banquitas, antes de regresar al museo. Apenas íbamos llegando, cuando el encargado nos dijo que aún no llegaban los susodichos jugadores de Magic. Tras intercambiar algunas opiniones, quedé en volver a la semana siguiente y partí, junto con Miriam, un tanto desilusionado.
Acaso habíamos avanzado como cien metros, cuando escuché un silbido y me di la vuelta. El hombre del museo me hacía señas de que regresara, al tiempo que identifiqué a un grupo de weyes que, afortunadamente, no eran adolescentes (al menos, físicamente).
Y pues sí, volvimos con ánimos encendidos. Eran cuatro tipos, todos ellos con la facha clásica del geek: vestimentas ñoñas, expresión seria en el rostro, y la mirada desconfiada del que llega a su terruño. Aún así, me porté de lo más afable y sin pedir informes ni preguntar nada, asumí que ya me les había pegado.
Entramos a uno de los salones del museo: frío, desolado, sucio, como la mayoría del edificio, pero al menos tenía luz y en el centro, yacía una mesa de madera, bastante vieja, que me recordó a esas que salen en las películas de vikingos.
Y pues sí, jugué un rato. Y me dieron, por supuesto, en la madre. Y, por supuesto, interiormente me ardí. Y sí, he decidido comprar más Magic para volver y darles su merecido. Pero me he adelantado.
La cosa es que los tipos, afortunadamente contrario a lo que me esperaba, no son un montón de escuincles ociosos que se avivaron para conseguirse el espacio, sino cuates más o menos de nuestra edad (quizá el mayor tendrá unos 35 y el más chavo unos 20), geeks, jugadores rankeados, y, sí, obsesionados por el Magic. Sin embargo, como temía, son tan ñoños que juegan siguiendo rigurosamente las reglas instauradas por Wizards, así que cuando utilizaba mis tarjetas desaparecidas o no permitidas, nomás ponían cara de: chale, y éste por qué las usa. Y, claro, sutilmente me dejaron ver que si optaba por seguir yendo, tendría que renunciar a esos privilegios.
Y, por supuesto, también me enseñaron sus carpetas. Y sí, quedé boquiabierto ante tanta mamada que ha salido y que nos hemos perdido. Quizá una de las tarjetas que más me impresionó (más por codicia que por otra cosa) fue la versión negra del Wrath of God. ¡La quiero, la quiero! (Por cierto, me metí a ver su precio en internet con la intención de comprarle una al amiguito que la tiene, pero cuando descubrí que necesitaría invertir 22.50 usd, decidí mejor comprar algunos sobres de Planar Chaos, jejeje.)
Y bueno, me gasté unos cien pesos comprándoles sus tarjetas. Entre mis lindas adquisiciones, está un Eron the Relentless en su versión de Time Spiral, y un Nightmare de 10th.
Y sí, seguiré yendo a jugar con los monitos estos e, incluso, estoy contemplando seriamente la posibilidad de clavarme en la onda de los torneos, sobre todo porque no se me ocurre qué otra cosa mejor podría hacer en esta ciudad para divertirme y distraerme de mis actividades literarias...
Ya les seguiré contando mis peripecias en esta crónica de los geeks y yo...
(y sí, retomando la discusión de otros tiempos, sí somos frikis)

5 comentarios:

El Malvado Topo dijo...

Chale, cada vez me asombra más tu tan peculiar manera de ver el mundo. Edificios abandonados en el centro, hay bien pocos. Otra cosa es que estén cayéndose a pedazos, pero muchos funcionan como bodegas de mercancía de los vendedores de fayuca y similares. No falta el doctor que tiene su consultorio en alguno de ellos. Si recuerdan bien, algunos del rumbo de Santo Domingo están llenos de imprentas. Y así, puedes encontrar cantidad de usos y profesiones en esos edificios. Hay gente que hasta vive ahí.
Esto me recuerda tu queja acerca de lo horrible que es Taxco, porque está llena de mendigos. Y no es que no lo crea, pero no eras particularmente del tipo sensible que le molestara que alguien estuviera pidiendo dinero. De ti aprendí a ser valemadres con los pordioseros. En fin, no deja de ser interesante tu visión.
Pero no me convence que te vayas a adaptar a sus reglas de los magiqueros esos. Existen varios tipos de reglas, con las que puedes jugar con las tarjetas recientes, y con las de toda la vida. Será que ellos no tienen ni una tarjeta antigua?

R2 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Azgarton dijo...

Respecto a lo de los mendigos: no me molesta su existencia, me molesta que intenten interactuar conmigo. Es como esos pendejos que andan por los malls ofreciéndote tarjetas de crédito, especialísimos paquetes de internet construidos sólo para tus necesidades o la última oferta de la moda... ¿por qué no pueden ser como los dealers, que se paran en su esquina, sabiendo que tarde o temprano los clientes llegarán?

R2 dijo...

bueno, no debemos olvidar que el autor del blog es escritor, cuya imaginación y creatividad le han valido algunos premios, dicho en otras palabras, ya todos sabemos que Humberto es un choro con patas!!!, y es tan bueno que es reconocido por ello incluso fuera de la banda, jejejeje.
Pero coincido con Chimal que no me convence el que te adaptes a las reglas de esos geeks, que dicho sea de paso se inventaron para promover la comercialización del juego y hacer más ricos a los magos de la costa, pero que le vamos a hacer, entiendo que por esta ocasión sea un recurso de supervivencia a la aburrición y pues ni pex, al menos mientras esas reglas no permeen en la banda.

Praetor Kameha dijo...

Creo en las palabras de Azgarton. No como un devoto lo haría, pero digamos que no está errado y compartimos cierto punto de vista.

Ahora bien. De que nos preocupamos? Tarde o temprano, esos geeks van a caer como cayó Roma, desde dentro. No dudo ni por un instantes, y sólo es desconocido el factor tiempo, pero los suaves susurros de seducción de Betito caeran en sus oidos y terminaremos oyendo como él cambió a los geeks a que de vez en cuando juegen al estilo que Betito quiere...