miércoles, 14 de abril de 2010

Melancolía marciana

Despiertas y el ánimo no lo hace contigo. Sol ilumina las paredes de ese hábitat que de refugio se te ha vuelto prisión, mas sientes los ojos empañados, como con nubes, oscurecidos. Desnudo, de cuerpo y alma, el calor es sofocante. No reconforta ni da seguridad: sólo es combustión que no se concreta.

Añoras esos días, ya muertos, extintos, pero aún vivos en esa falsa vida del fantasma, cuando la sonrisa era el timbre que te robaba del sueño. La ilusión de laberintos capilares y giros de carne en éxtasis de promesa se han convertido en maldición pueril, vacua, por demás endeble.

Aún así, tienes melancolía de lo que no fue, precisamente por que pudo haber sido. Y como cualquier otra melancolía, como esa melancolía de lo que fue pero pudo haber sido distinto, se te antoja absurda. Tan absurda como creer que sinos distintos a la desaparición y la decadencia pueden aguardar a esos seres cuya única cualidad es corromperse.

Obnubilado del sentimiento, el intelecto guía tus acciones. Mecanización de sobreviviente, te aferras al sinsentido. Abandonas la cama, no soportas más su tibieza que engaña. Adivinas tu boca pastosa, los párpados enlagañados, la piel áspera de tanto tiempo que lleva sin ser acariciada. El reflejo que miras en la fusión de plata y cristal nada te dice, nada te revela. Eres tú, pero quién sabe en qué te convertirás a lo largo del día. Poco te importa ya.

Tu sangre contaminada, tu cuerpo ajado, el alma quebrada... da igual, nadie permanece incólume si se somete al martirio de vivir. No hay redención, proclama la voz que se esconde en el viento. Sonríes con cinismo: lo sabes pero te place, acaso sólo por considerarlo ocioso, contradecirla. Batalla perdida, búsqueda huera, cosecha estéril.

Es martes, musitas. Lo mismo daría que fuera lunes o viernes, pero no domingo. En domingo no queda sitio para nada, el limbo todo lo abarca. Pero es martes, entonces aún queda algo por hacer. Y entiendes entonces el porqué de la melancolía. Extrañas ya eso que estará muerto, dentro de poco, indefectiblemente, tan sólo para que sigas creyendo que volverás a vivir.

Iluso.

1 comentario:

Praetor Kameha dijo...

"La vida apesta." - El Zombie