jueves, 4 de junio de 2009

Pequeño Saltamontes

Ayer, se hizo el anuncio de que David Carradine lo encontraron muerto.
Creo que todo mundo lo recordará por que marcó un momento en la televisión con Kung-fu y su papel como Kwai Chang Caine [虔官昌].

Eso sin contar el papel que se receta en Kill Bill precisamente como Bill, cortesía de Tarantino.

Los detalles de su muerte se revelaran en su momento, pero de que un ícono de ha ido, es inegable.
La serie no era tan buena, pero los dialogos con el Maestro Po y el Maestro Kang eran la neta.
Otro que se nos fue. Ni modo.

5 comentarios:

Marquitos dijo...

Así es, todo un icono se nos adelantó, y para colmo, otro que se nos va en condiciones bastante misteriosas, generando ya desde ahorita diversas teorías acerca de lo que pudo haber pasado. Pareciera ser que la gran mayoría de estos personajes tienen tendencia a irse dejándonos mucho de qué hablar. Aunque yo digo que lo mejor es recordarlo por lo que fue y no por cómo se fue.

Azgarton dijo...

Sí... se nos fue el Pequeño Saltamontes... el odiado Bill... y también todos esos vaqueros malencarados que sabían soltar patadas... ahora, que el misterio alrededor de su muerte y las posibles condiciones perversas de la misma me parecen parte de la misma leyenda. Si se murió porque le gustaba sentir que se asfixiaba mientras se le jalaba, pues qué bueno... es mejor eso a morirte cagado de miedo y remordimiento por tus culpas jamás aceptadas, ¿no?

El Malvado Topo dijo...

es mejor...?
no se, me suena muy pendejo...

Praetor Kameha dijo...

Tal vez fue la muerte del caguamo, y la gozo.
O realmente es un misterio como Bruce Lee y Brandon Lee.

Azgarton dijo...

Sí, sí es mejor... en un sentido, digamos, existencial. Si nos ponemos densos, y especulamos sin recato, morirse por un propio error de cálculo no es error, sino, diría papá Freud, un "acto fallido" que en realidad es un deseo consumado. ¿Que suena muy pendejo que sin querer se te vaya la mano en tu jueguito sadomasonanista? Pues sí, bastante. Pero sólo en apariencia. Si tal fue el caso, no dejaría de ser suicidio. Y un suicidio a tal edad siempre implica ciertas nociones que, sin serlo plenamente, se acercan a la lucidez más que relacionarse con la cobardía o la desesperación. Por otro lado, mi opinión inicial atendía a que considero que siempre será una mejor manera de toparte con la cita final durante la ejecución de algo que te gusta (una peda, una madriza, un palito, una chaqueta peligrosa)que esperarla con los calzones cagados e implorando a dios que te perdone tus quién sabe cuántos años de pendejadas e iniquidades. Ahora que lo que sí es que no sabemos si mientras se la jalaba, o se ahorcaba, o sea lo que sea, Carradine actuó así... espero que no, mi Pequeño Saltamontes...